martes, 24 de mayo de 2016

Constelacion Monoceros (Unicornio)

Monoceros (unicornio)


Monoceros (en griego unicornio) es una constelación en el cielo nocturno invernal del hemisferio norte, rodeada por Orión al oeste, Géminis al norte, el Can Mayor al sur e Hydra hacia el este. Otras constelaciones limítrofes son el Can Menor, Lepus y Puppis.


Monoceros (del griego Μονόκερως, el Unicornio) es una tenue constelación invernal (para los residentes boreales), situada justo en el ecuador celeste, que la cruza de este a oeste, y que resulta totalmente invisible para los cielos contaminados de la ciudad, dada la débil luminosidad que presentan sus principales estrellas, que rondan la cuarta magnitud. Pero como la Vía Láctea la cruza de norte a sur, resulta ser una interesante zona del cielo, repleta de objetos de cielo profundo que merecerán una visita detallada. Una gran profusión de estrellas dobles, cúmulos estelares y conocidas nebulosas como Roseta, la nebulosa Variable de Hubble o la Nebulosa del Cono, junto al cúmulo del Árbol de Navidad, justificarán un estudio detallado de esta zona, frecuentemente olvidada.
A pesar de la debilidad de sus estrellas, su localización no puede ser más fácil, pues se inserta, en la mayor parte de sus 482 grados cuadrados, dentro de los límites del conocido Triángulo de Invierno, constituido por las notabilísimas estrellas Sirio (Alpha Canis Majoris), Procyon (Alpha Canis Minoris) y Betelgeuse (Alpha Orionis). Orión la escolta por el oeste y la Hydra por el este, mientras Géminis y Canis Minor se erigen en su límite norte, y Canis Major la acompaña por el sur. Notables constelaciones, como se ve, por todos sus flancos. Puppis (la Popa) y Lepus (la Liebre) también limitan con El Unicornio.




La estrella, situada en los confines de la Vía Láctea, a 20.000 años-luz de distancia (más allá incluso que algunos cúmulos globulares), y que hasta entonces tenía una magnitud visual de decimoquinto orden, sufrió una violenta explosión, cuyo resplandor pudo captar el Telescopio Espacial Hubble. A partir de entonces, los astrónomos le hicieron un atento seguimiento, y convinieron en principio que se trataba de la explosión típica de una supernova. Pero el comportamiento posterior de la estrella desmintió esta hipótesis, pues en marzo y en abril V838 volvió a experimentar nuevos picos de luminosidad, llegando a alcanzar la magnitud visual de +6.75, y adquirió una luminosidad real equivalente a un millón de veces la de nuestro Sol. La estrella, cuyo tipo espectral es de B3V, y que es por tanto blanco-azulada, adquirió pronto un fuerte tono rojizo, consecuencia del enfriamiento ocasionado por la rápida expansión producto del enorme cataclismo. Siendo una estrella de la secuencia principal, el suceso provocó que alcanzara entre 1.200 y 1.800 veces el tamaño del Sol, convirtiéndose en una estrella supergigante roja en muy poco tiempo. Aunque la nebulosa en expansión parece tener dimensiones colosales, en realidad el fenómeno consiste en lo que se ha llamado ecos de luz, por los que la luz emitida por el suceso se refleja en las distintas capas de materia interestelar que ya rodeaba a la estrella previamente. Probablemente, en la actualidad la expansión de V838 ya se haya detenido, y estemos ante una regresión de un fenómeno para el que todavía no tenemos explicación satisfactoria, lo que convierte a nuestra protagonista en uno de los mayores enigmas del Universo. Ahora, V838 Monocerotis vuelve a tener la magnitud visual de +15.74 que tenía antes de la explosión. A continuación podemos observar el aspecto que presentaba en el mes de septiembre del año 2.006, cuatro años después del espectáculo que ofreció, según una fotografía del Telescopio Espacial Hubble.

se puede ver solo con telescopio ya que es muy pequeña.



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